Para no
sufrir tanto el contraste, como primer ciudad buscamos un destino bastante parecido a Buenos Aires.”
Parecido” ciertamente es un decir, ya que si bien estructuralmente se parecen,
la diferencia es que acá todo funciona: la red de metro está tan perfectamente
diseñada que con un solo boletito uno atraviesa Madrid de una punta a la otra
sin salir a la superficie desde el mismo aeropuerto. Suena increíble para un
porteño que padece diariamente las torturas del sistema público de transportes,
no?, pero la gente no pierde el tiempo viajando ni esperando el colectivo, y
mientras viaja, tiene tanto espacio en el subte, que agarra un libro y lee…una
locura eh…
Llegamos al
inmenso aeropuerto de Barajas con una mezcla de sensaciones inexplicables. Por
un lado el jet lag, que te deja medio boludo y no te deja pensar; por otro lado
la adrenalina de la llegada, la expectativa del paso por la aduana con nuestra
carpetita en mano llena de documentación
para justificar nuestro paso por España. “Hola, buen viaje”. Eso fue todo. Y de
allí en más fue cuestión de subir al metro y empezar a caminar!
Por la
tarde Lauri y Fede, dos argentinos residentes en Madrid desde hace unos años,
nos esperan en su casa para darnos una hermosa bienvenida, una salida de tapas
para introducirnos en la vida madrileña. Huevos rotos con jamón, y esas
cervecitas que no podés parar de tomar. Al día siguiente, con unas horas más de sueño (aunque no
recuperada del jet lag) y con el correspondiente mapita, todo es cuestión de
caminar, hay tanto para hacer que hay que apurarse!!! La Plaza del Sol, la
Plaza Mayor, el Parque del Retiro con su
castillo de cristal, la Puerta de Alcalá, la Gran Vía (=calle Corrientes) el Museo del Jamón y todo lo demás, frente a
nuestros ojos, tan increíble como indescriptible. También almorzamos con nuestros
anfitriones en el barrio bohemio, un lugar super especial donde se junta gente
de todos los lugares a tomar unas cañitas y aprovechar el excelente día de sol
que nos tocó.
También
aprovechamos algunos ratitos para dedicarlos a la cultura. El museo Reina
Sofía, y el museo del Prado, nos reciben en sus momentos de entrada gratis (no
es cuestión de pagar para cultivarnos un poco) para deleitarnos con esas obras que uno
siempre (o nunca) leyó en los libros o
le contaron en la escuela. Pero si hay un museo que nos encantó, es el del
Palacio Real…esos tipos sí que gastaban guita…se te cae la mandíbula cada vez
que entrás a una de las habitaciones del recinto.
Madrid es
muy cosmopolita. Tiene eso de estar poblado de gente de todas partes, y está
tan lleno de turistas que se escuchan todos los idiomas al mismo tiempo. Todos
nuestros edificios se parecen a los suyos, claro que no es casualidad!! Tampoco
somos los inventores de los artistas callejeros que se pintan el cuerpo de
colores y posan como estatuas, así que yo diría que podemos ir pensando en
otras cosas…
Lo que sí,
acá se come, se come y se come tooodo el día, y nada de ensaladita o milanesa
de soja. Algo livianito en el horario del almuerzo arranca con un plato con
jamón ibérico, sigue con una paella, y vino, o en su defecto, una cañita
(birrita para nos.) Un bocadillo (que puede ser un sándwich de tortilla) es
sólo para el paso, para que la cerveza te deje caminar derecho. Todo para
recuperar energías, que mañana nos vamos a Toledo!!
1 comentario:
Que lindo todo!!!!!!y que lindo lo que escribis no se si sos vos gime o dami pero piensen en dedicarse!!!jajaj genial me encanto!!besos y sigan escribiendo cosas lindas viajeros!!
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