Esto de querer
optimizar el tiempo y comprar vuelos que salgan bien temprano es un arma de
doble filo. Levantarse a las 4 de la mañana cada 3 días no tiene mucha onda, y
menos si no es por trabajo, pero el destino siguiente siempre es más tentador
que quedarse durmiendo unas horas más….bueno, no lo sé, justamente hoy estoy
escribiendo desde el aeropuerto de Barcelona, para lo que me levanté a las 5.15
hs a fin de abordar el vuelo de las 9.55 hs a Venecia. El fin lo vale, claro
que sí. En este caso el medio es el vuelo de “vueling”, una empresa que vende
vuelos no tan baratos, en aviones con los microasientos más pequeños del mundo,
y un servicio abordo donde te cobran hasta el cafecito que eventualmente
quisieras tomar, ya que dormir no se puede porque tu espacio es mínimo.
Pero
ahorremos espacio, ya que hablar de Barcelona va a ocupar muchas líneas.
El
aeropuerto de Barcelona está buenísimo. Enorme y perfectamente conectado con la
ciudad, tal como ya nos hemos acostumbrado en este país. Con un bus de línea
llegamos a destino, el hostel Residencia Eixample, agradable y tranquilo, y en
un buen lugar en relación al precio. Como de costumbre, Damián me hace tirar
las mochilas y salir urgente a caminar, así que eso hicimos, y lo primero que
vemos de Barcelona es gente, gente y mucha gente por todos lados. Con mochilas,
valijas, en bicicleta, en moto, esto es un quilombo. Pero un quilombo que está
bueno, porque la ciudad está preparada para eso. Turística a pleno, Barcelona
ofrece de todo. Mercados, playa, gastronomía para todos los gustos. Es una
ciudad inmensa, bohemia y también, cosmopolita. Restaurantes chinos,
supermercados árabes, kioscos y carnicerías argentinas. Lo que sí, no hay un
puto cartel en español!!! Todo en catalán, y abajito bien chiquito en español e
inglés, pero es mucho más de lo que se puede encontrar en Buenos Aires, para
variar. Hasta el tipo que vende artesanías tiene la amabilidad de aprenderse
dos o tres palabras en tu idioma para hacerte sentir bien atendido. Es que
nadie te atiende mal, ni de mal humor!
Las Ramblas
es como un boulevard céntrico por el que podés caminar cuadras y cuadras hasta
la playa, rodeado de puestos de todo: chocolates, helados, artesanías,
souvenirs. Sigue habiendo de esos tipos que trabajan de estatuas, ignoro los
motivos por los que la gente se para adelante a
mirar. A mí me pasa eso en las vidrieras de tortas y huevos de pascua,
que son espectaculares! Y a Dami, en los puestos de Jamón ibérico y quesos.
Seguimos caminando por el Barrio Gótico, que nada tiene que ver con ciudad
gótica, aunque de tanto en tanto aparece alguno disfrazado de algo porque
Barcelona es la capital de las despedidas de soltero en Europa...pensar que
nosotros lo organizamos en un tenedor libre…. Callecitas y callejones, algunos
lindos y otros algo tenebrosos, mezcla de lo viejo con lo nuevo. Negocios de
ropa de diseño, bares y sex shops, mezclados con iglesias antiquísimas, puentes
romanos y centros culturales.
Otra
vueltita por la Barceloneta, una playa céntrica, poblada de gente , músicos
callejeros y puestitos de cerveza y tragos. Si no hubiera estado tan fresco y
ventoso, hubiera sido el momento ideal para tomar un descanso, pero Damián dice
que hay que seguir caminando, así que un par de mates y a continuar.
La Catedral
de Barcelona también tiene lo suyo, digno de ser visitado en el horario de
entrada gratis. Al salir, ya agotados, nos damos cuenta de que al día siguiente
sería domingo de Pascua, y el Lunes también sería feriado (“la mona”, como le
dicen…es que hay que descansar hombre!!). Así que salimos de compras rápida y
cuasi compulsivamente a nuestra casa de deportes favorita: Decathlon, donde
venden ropa que nos encanta, a precios algo convenientes para nosotros. Lástima
que todo no entra en la mochila, y que por los feriados no podemos hacer un
envío a Buenos Aires, así que por ahora, la VISA se encuentra a salvo…
El día
siguiente es para conocer la arquitectura de Gaudi. Este flaco era un
arquitecto muy famoso, que vivió hasta 1926 donde murió en un accidente de
tranvía. Hay que tener mala suerte eh. La cuestión es que era super famoso en
lo que hacía, tanto que le encargaban el diseño y la construcción de lugares
emblemáticos de Barcelona. Primero pasamos por la casa Batlló, que es una casa
increíble a la que Gabi, nuestra vecina y gran conocedora, nos recomendó entrar
enfáticamente. Pero hay que pagar 14
euros. Decidimos que preferimos entrar a la Sagrada Familia, así que hasta
luego casa Batlló! Serais visitada en nuestro próximo viaje.
La Sagrada
Familia en una cosa gigante, que se ve desde cualquier punto de la ciudad, y
que a pesar de haber sido diseñada por Gaudi, este tipo se murió sin verla
terminada. Es que todavía la están construyendo! Es una iglesia o una catedral?
No sé, pero tiene un diseño fumadísimo, unos vitreaux super coloridos, y locas
esculturas representando los distintos momentos de la historia de Jesús.
Siguiente visita: el Parc Güell, un
parque inmenso, divino, también diseñado por este Gaudi, donde también estaba
su casa (donde también hay que pagar para entrar, donde también no entramos.)
Día de sol, domingo, lleno de gente por todos lados. Mi paciencia tiene un
límite, y cuando ya no soporto que me empujen o se me suban arriba para sacar
una foto, me voy. El metro nos lleva hasta la otra punta, el Parc Montjuïk, pero ya es la tarde, y el tiempo (y la energía) sólo
nos alcanza para caminar por los jardines y conocer el castillo que está en lo
más alto. Tiene una vista preciosa del mar!! Más abajo hay museos (de
etnología, de arqueología) que por cuestiones obvias no llegaremos a visitar.
Con el mismo boleto de metro, también te tomás el colectivo, así que volvemos
al centro de la ciudad y disfrutamos de un show de aguas danzantes en la Fuente
Mágica. Queremos salir de noche, pero el cuerpo dice basta, así que solo
atinamos a buscar un supermercat
(vieron, ya hablo catalán) y comprar una pizza para calentar en el horno
eléctrico.
Ultimo día en
Barcelona, y en España, este país que tan maravillada me dejó, y al que pienso
volver en cuanto pueda. Decidimos hacer vida “tranquila”, así que dimos vuelta
por el Parque de la Ciudadela, y tantos otros, porque Barcelona está lleno de
parques para hacer picnics y sobre todo, andar en bici. España es Bici
friendly, ya lo dije. Luego caminamos por el centro e hicimos una parada
técnica para tomar un capuccino con crema y una torta que ya está depositada
correctamente en mi tejido adiposo.
No quiero irme porque
nuestros días en España han sido maravillosos, tanto como la gente que nos
hemos cruzado y los lugares deslumbrantes que hemos visitado. Les digo un
“hasta luego” mientras despacho mi mochila (que ya pesa un kilo y poquito más
que antes) y preparo el itinerario para nuestro próximo destino: ITALIA!!!
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